Arquitectos: Dieter Blok en Sanne Eekel
www.dieterbloksanneeekel.nl
Donde antaño el Rin fue una próspera ruta comercial, hoy una extraordinaria reserva natural ha recuperado el terreno, devolviendo una sensación de paz y serenidad. Las antiguas curvas del río esculpen largas líneas de visión a través de arboledas de sauces, a lo largo de presas de castores. En el corazón de este extenso paisaje, se ha reservado algo de espacio para una finca moderna.


Los clientes emprendieron la ambiciosa tarea de transformar un lugar contaminado en un santuario donde la naturaleza y la arquitectura se reforzaran mutuamente. Tras años de esfuerzo, han reforestado la finca, ampliando el carácter de la zona Natura 2000 adyacente. Esta reserva natural recién creada se comparte con excursionistas y pescadores de paso, a quienes se invita a explorar las zonas públicas de la finca. Marca el comienzo de un nuevo capítulo, profundamente arraigado en la tradición y la conservación.


Situada sobre el lecho de un río ligeramente elevado, la casa solariega es el ancla de la finca. Esta casa familiar está diseñada para reunir a generaciones, ofreciendo un retiro del bullicio de la ciudad y la oportunidad de sumergirse en la naturaleza. Es un lugar para celebrar la vida, rodeado de la serenidad del paisaje.


Arquitectura y paisaje
La mansión consta de tres alas, cada una de las cuales abarca un aspecto distinto del paisaje circundante. Al llegar, un camino serpenteante atraviesa un parque de estilo inglés, ofreciendo atisbos cambiantes de la casa y revelando gradualmente su llamativa entrada. En los otros dos lados, la casa se encuentra con la belleza agreste de las curvas del río y los antiguos campos de cultivo, reforzando la conexión de la finca con sus orígenes naturales.


El diseño paisajístico mejora cuidadosamente tanto la biodiversidad como el atractivo estético. El paisaje paisajístico de la finca se ha enriquecido con nuevos senderos, mientras que un agricultor ecológico vecino pastorea su ganado Belted Galloway en los prados, combinando a la perfección agricultura y ecología.


En el corazón de la finca, la mansión se alinea con un eje central que atraviesa la propiedad. Escaleras, verandas y terrazas conectan el edificio con su entorno, integrando espacios interiores y exteriores. La robusta base de piedra soporta un ligero pabellón de madera en la parte superior, creando un armonioso equilibrio arquitectónico. Las grandes fachadas acristaladas enmarcan vistas panorámicas ininterrumpidas, garantizando una transición fluida entre el interior y el exterior.


La paleta de colores naturales de la cálida madera marrón rojiza y la piedra local armoniza perfectamente con el entorno. Los cimientos de piedra colocados a mano rinden homenaje a las rocas glaciares esparcidas por la región, un sutil guiño al patrimonio geológico de la zona.


Un hogar noble para los años venideros
Esta finca es el resultado de una intensa colaboración, basada en la confianza y en una visión compartida. Lo que antes era un lugar abandonado y contaminado es ahora un próspero ejemplo de lo que puede lograrse cuando la arquitectura y el paisaje trabajan en armonía. La casa solariega, modesta pero noble, tiende un puente entre el pasado y el futuro, sirviendo de hogar a las generaciones venideras. Un nuevo hito icónico en plena naturaleza.
