El proyecto opera en el paisaje de Don Benito mediante la superación de su anodino contexto. Frente al tipo convencional de nave industrial y explanada abierta, el edificio ocupa el perímetro cuadrado del solar en su totalidad y liberando un patio de maniobras interior, cuya dimensión viene dictada por el radio de giro de camiones de grandes dimensiones. Al interior, la circulación en anillo genera una secuencia de espacios concatenados que permiten recorrer todo el edificio de manera continua. El desplazamiento del patio respecto al centro del cuadrado mayor permite generar dos anchos de crujía: una de 6 metros donde se ubican los programas de administración y oficinas y otra de 9 metros que alberga las zonas industriales. En sección, la extrusión de cuatro volúmenes genera unas almenas industriales, cuyo interior alberga una secuencia de alturas libres y entreplantas. La estructura, de pórticos metálicos, se cubre con chapa minionda de acero galvanizado, una clara alusión al contexto local que permite definir con un único material tanto el interior como el exterior del edificio, generando un llamativo juego de brillos y contrastes. Hermético al exterior, los abstractos recortes rectangulares desplazados, resuelven el control solar mediante el troquelado de la propia chapa y desdibujan la escala de la construcción.



